viernes, 21 de noviembre de 2008

Oficios duros

Estoy muy enamorado de ella. Cuando la veo siento la irresistible sensación de estar junto a sí, pero no puedo. O por lo menos no depende de mí. Y creo que a ella le pasa lo mismo aunque de eso no nos decimos ni una palabra: es como un secreto que quisiéramos descubrir, de una vez y para siempre, pero no nos dejan. Sólo tenemos nuestras miradas, que dicen mucho, son nuestro lenguaje de los silencios. Porque cuando nos hacen hablar es para decir palabras destinadas a quienes nos escuchan. Yo intenté varias veces confesarle mi amor aunque no encontré las voces y sólo gané tropezones. Mi mayor deleite es cuando se viste de reina y no crean que voy a ser vulgar y decir que es la reina de mi corazón, no, es que se ve aún más hermosa que siempre. Lamentablemente, yo nunca soy el príncipe que espera o el que llega y la saca a bailar, no, siempre soy el villano, ahora sí que el malo de la película. Aunque sé, veo, que baila con otro pero me mira a mí, así que malvado y todo igual le sonrío, para que sepa que aunque esté en brazos de otro sigue siendo mi amor. Amor imposible. Salvo que al titiritero un día se le ocurra casarnos.

2 comentarios:

Lamas dijo...

Estoy casi segura de que es lo más breve que he leido en tu blog (y mi falta de tiempo te lo agradece). Estaba pensando mi comentario mientras leia (para ahorrar más tiempo...jajaja)pensaba en decirte que notaba un cambia, que parecía que hablabas de tus sentimientos, que no era un mero cuento... cuando zas!! Final sorpresa!! Me ha encantado...
Un saludo!!

Lamas dijo...

Feliz Año!!

Ohhhhh...Qué desolación!! Vuelvo despues de un largo período sin internet, ansiosa de lecturas agradables y me encuentro sin nada que llevarme a los ojos...

Espero que no hayas abandonado este rincón, porque es un gusto leerte.

Un besito!!